lunes, 30 de marzo de 2020

Encontré en el ascensor la otra vez...

Encontré en el ascensor la otra vez
bajo el fluorescente agonizante
un gesto nuevo, una cara de mujer,
con la expresión de animal herido y los ojos de saber, saber saber.

               Tenía en los párpados dos marcas,

               la cicatriz profunda del ayer,

               y un porte nuevo y solemne 

               y el carmín gastado de morder.

Llegué pronto al tercer piso,
nos despedimos sin ceremonia,
de momento, creo
que no la he vuelto a ver,
pero en casa me observé de lejos,
distraída, el movimiento borroso,
y me pareció también
que se me marchaba la niña sola
con una maleta,

                                         sin intención de volver.

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