bajo el fluorescente agonizante
un gesto nuevo, una cara de mujer,
con la expresión de animal herido y los ojos de saber, saber saber.
Tenía en los párpados dos marcas,
la cicatriz profunda del ayer,
y un porte nuevo y solemne
y el carmín gastado de morder.
nos despedimos sin ceremonia,
de momento, creo
que no la he vuelto a ver,
pero en casa me observé de lejos,
distraída, el movimiento borroso,
y me pareció también
que se me marchaba la niña sola
con una maleta,
sin intención de volver.
💔
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