En esa época también hubo un momento absolutamente primario en el que me vi reducida a la supervivencia. Todos los días se dividían en comida. Desayunaba, y entonces quedaban tantas horas para la comida. Comía, y entonces quedaban tantas horas para la merienda, y después la cena. Cenaba, y entonces al poco rato me metía en la cama. Comer y dormir, llegar al siguiente día, repetir el ciclo. Esperar a la hora de sentarme a la mesa. Evitar tumbarme hasta la noche, pero sestear igualmente para estar despierta un rato menos, menos para la siguiente comida, la siguiente mañana; menos dentro del día de hoy. No tenía otra manera de superar las horas. Sólo recuerdo pasar así. Creo que duró mucho tiempo. No sé cómo salí.
Ya hace algunos años de eso, y sin embargo... Hoy que estoy tan apagada, igual que ayer, y que aún no he desayunado y queda comer, merendar, la cena... tengo miedo de volver. Tengo miedo de que esto sea el principio otra vez.
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