martes, 23 de agosto de 2022

Mi diario de verano

Tengo una vecina a la que quiero muchísimo. Siempre digo que, más que vecina, es mi hada madrina. En Navidad me regaló una libreta preciosa, azul claro, con alegres margaritas estampadas en las dos tapas, y una goma amarilla para dejarla bien cerrada. Una vez uno declara que le gusta escribir, le llueven libretas de todas partes: he perdido la cuenta de cuántas me han regalado a lo largo de los años y he acumulado muchas que estoy segura de que ni siquiera utilizaré más allá de mirarlas con cariño. Sin embargo, esta vez, decidí utilizar la libreta, manc.harla con mi letra apretada y apresurada. Con el frío horrible que hacía en invierno, me dije a mí misma que ese cuaderno sería mi diario en verano.

En el momento en el que escribo esto, he llenado más o menos un tercio de la libreta. Aún quedan muchísimos días por delante, pero, aun así, dudo de si voy a tener la constancia necesaria para terminarla antes de que el otoño se presente, irremediablemente, con su melancolía ponzoñosa. En la cubierta de la libreta hay una frase que reza "Today I choose happiness", pero, a mi pesar, en ese diario hay varias entradas que de felices tienen bien poco. No pasa nada, es catártico lamentarse en el papel, pero, a la vez, pienso que me gustaría preservar en esas páginas la alegría del estío, de los días largos, del calor insistente, del sol sobre el asfalto, de la sal, de los paseos a la sombra, de las mañanas perezosas, de las tardes que no se acaban nunca, y no sé si me devolveré todas esas horas brillantes a mí misma cuando en el futuro redescubra el cuaderno azul con las margaritas.

De forma similar al calor agobiante, al sudor, al salitre, a veces llevo la pena pegada a la piel. En los meses oscuros y fríos me empequeñezco y es natural: quisiera hibernar y dejar de tiritar, olvidarme de los huesos doloridos y helados. Pero, cuando entristezco en verano, siento también una rabia... ¿Con qué sentido una siente que la vida se le escapa cuando la tierra entera está gritando y ofreciendo todo lo que hay por celebrar?

Quizás éste no sea el año en el que me imbuyo del verano como quisiera y, tal vez, dada mi tendencia, dada mi mochila, no llegue nunca en realidad. Es muy probable que todo sea un cuento que yo misma me he inventado, pero, por si acaso, aun siendo así de imperfecto, dejo para mañana mi diario, en el que fui tan sincera como pude durante el verano.

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