Cuando eres mujer y tomas un libro entre tus manos, aunque lo hagas exclusivamente en calidad de ser humano, lees con tus ojos de mujer. Verás en las letras miradas que para los demás son inadvertidas: verás nuestro sufrimiento mal entendido, reducido; verás la eterna e injusta dicotomía entre la virtuosa y la puta (porque así nos llaman, así nos hemos estado llamando); verás, en definitiva, la incomprensión que tantos se esfuerzan por defender. Y entonces te darás cuenta. Pensarás que, cuando eres mujer y tomas un libro entre tus manos, aunque lo hagas exclusivamente en calidad de ser humano, lees con tus ojos de mujer.
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