Fascinada por cómo atardece sobre la fachada oeste de esas hileras de horribles edificios, colosales rectángulos habitables de las ciudades dormitorio. Dentro, seguro, hay cerca de mil personas viviendo, mil personas que se duchan con agua tibia, que se cepillan los dientes y que fríen huevos para cenar; mil personas con sus miserias y sus ratos felices. Dentro, seguro también, estoy yo en otro cuerpo; yo, que madrugo y miro por la ventana y, lejos, veo este edificio, y escribo mientras desayuno: "fascinada por cómo amanece sobre la fachada este de ese bloque de ladrillo visto, varios pisos más bajo que mi edificio. Dentro, seguro, hay cerca de trescientas personas viviendo, trescientas personas que se ponen los calcetines, se cortan las uñas y tuestan pan para almorzar; trescientas personas con sus miserias y sus ratos felices. Dentro, seguro, estoy yo en otro cuerpo; yo, que me siento a la mesa y miro por la ventana y, lejos, veo este edificio, y escribo mientras meriendo...". Pero el sol ya está casi puesto y yo me levanto de al lado de la ventana y voy a la cocina y friego mi taza. En esos edificios feos, ¿acaso lavaré la misma taza?
No hay comentarios:
Publicar un comentario