Mira la Luna:
parece una moneda;
las farolas le tintan su rostro de seda.
Qué Luna joya,
parece un colgante
pendiendo del cuello de un dios amante.
Mira Diana
y su corona redonda:
faro de la Tierra, brillo sin sombra.
Mira la Luna,
es ahora de día;
nívea a deshoras desde arriba vigila.
Sigue siendo de noche,
ahí está la Luna,
reina del insomnio, amiga que alumbra.
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