Para Rubén
Esta ciudad es demasiado grande. El cielo es una
algarabía de antenas y tejados; el suelo, una marabunta de transeúntes
ausentes. No soy tan especial como para no detestar las aglomeraciones. De
hecho, no soy nadie que destaque en nada. Me dedico a esquivar a los paseantes
lentos y a observar el desorden, esperando encontrar el milagro que por fin le
dé sentido a mi existencia. No, la inactividad no me ayuda, pero no tengo
fuerzas para ponerme a vivir sin tener ni idea de qué quiero ser. De momento, no
soy. Sólo respiro. Pero, como decía, no me gustan los lugares masificados. A
veces me pongo a pensar en cuántas personas se están muriendo ahora mismo a mi
alrededor, y estoy demasiado asustada como para querer conocer la cifra. Yo no
quiero morirme sin haber tenido vida.
Sí que podría
llegar a saber cuántos animales se mueren: están siempre entorno a mí, en
cuanto pongo un pie en la calle. A veces me encuentro una paloma aplastada en
la calzada, y entonces miro hacia arriba y veo que ya se ha unido a la bandada
de aves que vuelan tras de mí, como un séquito. Nunca lo hubiera dicho, pero de
todos los animales que me siguen, la que más apegada está a mí es una rata. En
cuanto me ve, se sube a mi hombro, y ahí se queda, estática, haciéndome
compañía. Según por la calle que paso, se unen algunos al séquito o se van. En
ocasiones los perros se distraen y se van tranquilamente por su cuenta, o los
gorriones deciden quedarse en un alféizar cualquiera, o los gatos encuentran un
cachito de acera al sol y se tumban, y hasta la próxima. Desde siempre los he
visto y los he oído, es tan normal… Por eso nunca dije nada a nadie, porque es
tan normal que los demás lo consideran una rareza. Cuando me siento en un
banco, los perros se tumban a mis pies, los gatos se distribuyen entre asiento
y respaldo, y las aves se posan donde encuentran. Cuando entro en cualquier
cafetería o tienda, me esperan fuera. Creo que lo que más me divierte es cuando
los perros me siguen hasta la playa y se ponen a jugar por la orilla. Las veces
así llego incluso a sentirme bien.
Yo solía ser
alegre.
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