sábado, 20 de julio de 2024

A oscuras

Las luces nocturnas se deslizan

farola a farola

tras la ventanilla del coche.

Una ciudad a estas horas es

un enjambre de cuadrados prendidos

en las fachadas oscuras, irreconocibles.

Lo pensé una vez cuando era niña

y desde entonces no se me ocurre otra cosa:

cuando veo desde la autopista

el mar de luces de la urbe,

cada punto es magia

y su haz es enfermizo,

y me recorre entera la certidumbre

de que un día yo estaré muerta,

y no sé qué hacer con ello

sino suspirar, parpadear dos veces,

y seguir mirando el ejército encendido

de bombillas que también se apagarán.