Las nubes.
Parece que las hayan pintado.
A veces creo
que lo que vivo
es menos cierto que lo que veo.
Transcurro en la ilusión
a pesar de los amarres,
en este vapor imperceptible que
confiere a todo visos de irrealidad.
Existen el calor y el frío.
Existen el dolor y el alivio.
El hambre, la imperiosa necesidad de conservarse,
el cuerpo necesita dormir,
y agua, y movimiento, y luz
y amor:
algunas cosas que nos mantienen atados al mundo,
pero
esas nubes...
esos gritos de niños que oigo jugar...
este sabor a sangre en la boca...
Sí. Tienen que ser verdad.