y es como una bailarina milagrosa en la noche:
danza entre las teclas y de sus pestañas se prenden las estrellas.
Inês tiene en sí toda la bondad del mundo
y tiende con sus manos en derredor jardines blandos.
Inês es en la quietud la llama titilante de una vela,
tan suave y trémula que quiero protegerla;
capaz de incendios cuando quiera,
pero siempre luz cálida
(porque es buena).
¿Sabe Inês de verdad su valía entera?
Lo sepa o no, la vida y el mundo la esperan.
Inês tem no peito o ronronar dos gatos...
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