martes, 29 de septiembre de 2020

Mi hija

 Mi hija dice cosas que dan miedo

cuando se enfada.

Se empapa entera de su verdad en un momento,

de la mentira airada,

calumnia con franqueza ciega

e instantánea.

Tiene una ventaja grande: conoce

en tan pocos años

muy bien la vida,

aunque

no creo realmente

que sea ventaja ser tan joven,

haber

vivido la muerte.


Mi hija

se declara viva cuando se enfada

(también

cuando llorando se derrite,

también cuando

se troncha a carcajadas),

y aunque amaine,

                    porque será infeliz si nunca amaina,

quiero que se parezca a mí:

que entienda letra a letra las emociones;

quiero que nunca llegue a

parecerse tanto a mí: que no

se quede a medio gas,

que no se pierda como en un sueño

la vida,

que descubra todavía tanto

bueno en los días.

Que no dejen de dar abrigo a la pasión

sus pupilas.


Mi hija se expande en el espejo

y me recuerda a mí.

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