miércoles, 27 de noviembre de 2019

Nana pía


Toda la noche despierta
estuve a tu lado.

Tus párpados cerrados
como la persiana contra la calle.

Mi sombra lila se casaba
con tu lucidez dormida.

Fue la noche centrifugada:
vueltas en la cama,

vueltas en la mente,
vueltas en la vulva el cuerpo,

vueltas en la casa.
Paseaba ciega

y fatuo te aparecías;
escudriñaba los cajones

y también te encontraba.
Como un mapa a tu sueño

los hilos de la almohada,
como una armada de estrellas

las puntas de tus pestañas.
Tentación sagrada el

olor tras el pijama.
Tuve suerte y estaban

fuera de mi conciencia las arañas.
Hoy no te despiertes,

mejor sueña:
es dactilorosada la que siempre llega.

Viene a las doce la sensación
vivaz de tu mano en la mía,

algodonada en el edredón
reposa tu frente tibia.

Te velo esta madrugada como las sábanas limpias.
Yo me angelo en tus esquinitas.

Respira, suspira, oye las olas del aliento que mira.
Duerme en un bálsamo,

duerme, mi vida.

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