jueves, 7 de febrero de 2019

Intervalo

Hay un trocito de la existencia que está
en el batir de una página de libro,
en su filo blanco, en su cuchilla de papel.
Es el minuto después de la muerte,
el metro a casa
después del beso,
el silencio extraño tras
la primera conversación;
pedacitos
del
vivir
que se quedan en el aire,
como motas de polvo
en el halo de luz.

Siempre hay
una espera, un entreacto
no narrado,
un hueco entre los dedos en el que encajan
los dedos de otro
y la arena huidiza,
el rato solo, cotidiano y banal.

Es el poso de chocolate de la leche del desayuno,
las sartenes en el fregadero, los cuencos por lavar.
Es el camino hacia el supermercado
y es
recoger el cuarto de baño después de la ducha,
es
la espera diaria
de algo que contar.

Y si la espera existe, narrémosla.

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