martes, 4 de diciembre de 2018

Diáfana cúspide

Modificado del jueves, 01 de noviembre de 2012.


Desvanecida sombra que se proyecta
contra el alféizar de la ventana helada;
crepitando mis pasos en la acera florecen
                                         las malas hierbas.


Hastiando un refunfuño
que se queja de mis cadenas
se asoma al nido mullido
de la blanca lavandera,
que con su prisa y su gorjeo
una vez hizo que viera el sol de luna
                                             lleno.


Será la (b)risa del tiempo,
navegante del silencio,
que abriga cada paso,
cada lágrima y fracaso.


Es la propia senda la que empuja,
           suavemente;
que el largo caminar no ceda
en el polvo
de los días,
todo yermo hacia atrás
y ciego hacia adelante, que
mis ojos el destino a vislumbrar
no alcancen.


Desvanecida sombra que se proyecta
contra el rubor de la nube
en el cénit de la aurora,
acariciando las briznas frescas
mis pies descalzos,
florezco a veces en la negra dehesa
llenita de olvido...
Di que en ella habito
y mi alma desvisto
de su pesada carga,
y se suaviza de la boca la antigua mueca amarga.


Apresar en mi aliento tu aliento.
Enfocar las pupilas embriagadas,
el iris feliz del si-la-be-o.
Alevilla mía, libamos el mismo viento,
fotógrafo en el parpadeo

del leve roce de un recuerdo.

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