jueves, 15 de agosto de 2024

Grieta

Dejando pasar los días hasta que llegue alguien que le dé sentido a mi existencia, enarbolando la máxima de que esa persona soy yo, convencida hasta el tuétano de que no, qué más quisiera, sufrir porque no quiero, pero me debato entre abrazarme a mí misma —engreída, inflexible, desconsiderada, altiva— y doblegarme a pesar de mis principios para sentir que no rompo más las cosas.
Mi instinto: cállate.
Mis convicciones: dejad de ser inconvenientes. 

Erguirme sobre mis creencias me derriba en el desespero. Serías más feliz si supieras aceptar las cosas, si supieras someterte a las cosas. No puedes. Mira qué hora es, se ha hecho tardísimo para cambiarlo. Aprieta más en la grieta, siente el yeso quebrarse en polvo bajo la tensión de tus manos. ¿Qué vas a hacer ahora? Te has pasado los años tratando de avanzar a pesar del envite. ¿Pensabas que flotabas? Nunca se calla la voz de tu cabeza; lograste hacerla tu amiga. Resístete a ella ahora. Amortigua durante el día el odio que te siembras. Espérate a que sea de noche. Sufre sin que nadie te vea.