jueves, 29 de febrero de 2024

Sin sombras

Era la hora sin sombras: las cinco de la tarde a finales de noviembre. Anduve por los huertos del río. Las cabras y las ovejas corrían al silbido del pastor. Una furgoneta

levantó a su paso 

                                el

                            polvo

                                     del

                                          camino.


Coles oscuras, plantas de habas, alcachofas como flores prietas,

las manos en los bolsillos.


Entonces,

el sol se inclinó como tenemos la suerte de que lo haga,

y brilló sobre el agua de las acequias,

el cielo azul y rosa y naranja y blanco y rojo

reflejado en el canal.


Yo quise

escribir todo eso.

Quería escribirlo, pero quién

es capaz de ello

     sin apartar vista.

Lo único que pude hacer

   fue contemplar