¿Qué quieres, mundo?
Yo no te sé leer.
Paso los días como cuento:
extrañamente, de diez en diez.
Abro las persianas a las siete,
corro y pierdo el autobús,
firmo las cartas atentamente...
No lo entiendo, ¿qué quieres tú?
Dos o más litros de agua,
me cepillo el pelo, visto de azul,
me asomo siempre a la ventana,
guardo los años en un baúl.
Me transparento en el duro espejo:
"ya estás muerta, no durarás"...
Las siete, el bus, cartas y agua:
"me moriré. ¿Y qué más da?
Me moriré sin el significado;
tal vez con él, el tiempo dirá.
Resbalo sin fin, como las olas,
pero estoy aquí,
no importa más".