domingo, 19 de abril de 2020

La experiencia de escribir

Me pongo ahora mi disfraz baratucho de autora para hablar del oficio y del placer. Creo que cualquier escritor estará de acuerdo en que el logro realmente se siente cuando se termina la obra y la edición y uno relee la historia con el ojo crítico de siempre, pero con ilusión. Después, a medida que pasan los días, muchos terminan detestando el fruto de su labor, pero queda para siempre ese espacio fugaz y fulgurante de satisfacción y seguridad. Espero el comentario de que no, de que el logro es escribir en sí, no terminar, y estoy de acuerdo. Hablaba simplemente de la sensación de éxito como escritor. Pienso que el que se haya enfrentado a una página en blanco me lo concederá.

Pero yo venía a hablar de esto del proceso de escribir. Hay corrientes que se nutren del desarrollo de la obra y cuya estética reside precisamente en mostrar sin tapujos los engranajes y los andamios, porque siempre hay engranajes y andamios, aunque nos empeñemos en taparlos con la edición minuciosa de la entrega final. El texto en construcción es un ser armado a costurones, lleno de manchas e imprecisiones, y quien escriba a ordenador sabrá que tal vez la tecla de retroceso supere al espacio en pulsaciones. El proceso es bonito a veces; feo casi siempre, desesperanzador y frustrante, pero, como tanto se dice y tan cierto es, "hay que abrir el grifo para que corra el agua", y al principio nunca será cristalina.

A veces publico pinceladas de proceso: un escrito al estilo de tal autor, la reimaginación de la historia de equis canción, un poema mecánico, algún atisbo de escritura surrealista, y no suelen ser textos que me encanten, porque no son completamente yo, pero sí son los escalones que he de subir, la vista curiosa al tomar el desvío. Y es necesario y también literario, por algo están publicados los Ejercicios de estilo de Queneau. Así que por eso enseño los ladrillos torcidos, porque en escribir hay mucho lodo en el camino, pero es tierra fértil para las flores. Espero algún día ofrecerlas salvajes en las veredas, primorosas y cuidadas en un ramo de letras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario